Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Reyes 3, 1-26

1 Joram, hijo de Ajab, comenzó a reinar sobre Israel en Samaría el año
dieciocho de Josafat, rey de Judá, y reinó doce años.

2 Hizo el mal a los ojos de Yahveh, pero no como su padre y como su
madre, porque retiró la estela de Baal que su padre había hecho.

3 Tan sólo que se adhirió a los pecados de Jeroboam, hijo de Nebat,
que hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos.

4 Mesá, rey de Moab, era pastor de ovejas y pagaba al rey de Israel

100.000 corderos y 100.000 carneros con su lana;

5 pero a la muerte de Ajab, el rey de Moab se rebeló contra el rey de
Israel.

6 Aquel día salió el rey Joram de Samaría y pasó revista a todo Israel.
7 Fue y envió a decir a Josafat, rey de Judá: «El rey de Moab se ha

rebelado contra mí. ¿Quieres venir conmigo a la guerra contra Moab?»
Respondió: «Subiré. Yo seré como tú; mi pueblo como tu pueblo, mis
caballos como tus caballos.»


8 Y preguntó: «¿Por qué camino subiremos?» Respondió: «Por el
camino del desierto de Edom.»

9 Fueron el rey de Israel, el rey de Judá y el rey de Edom; dieron un
rodeo durante siete días y faltó el agua para el campamento y para
las
bestias de carga que les seguían.

10 El rey de Israel dijo: «¡Ay! Que Yahveh ha llamado a estos tres
reyes para entregarlos en manos de Moab!»

11 Pero Josafat dijo: «¿No hay aquí algún profeta de Yahveh para que
consultemos a Yahveh por su medio?» Respondió uno de los servidores del
rey de Israel y dijo: «Esta aquí Eliseo, hijo de Safat, el que vertía el agua en
manos de Elías.»

12 Dijo Josafat: «Con él está la palabra de Yahveh.» Y bajaron donde
él el rey de Israel, Josafat, y el rey de Edom.

13 Dijo Eliseo al rey de Israel: «¿Qué tengo que ver yo contigo? ¡Vete
a los profetas de tu padre y a los profetas de tu madre!» Respondió el rey
de Israel: «Es que Yahveh ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en
manos de Moab.»

14 Dijo Eliseo: «Vive Yahveh Seboat a quien sirvo, que si no tuviera
delante a Josafat, rey de Judá, no te atendería ni te miraría.

15 Traedme, pues, un tañedor. Y sucedió que, mientras tocaba el
tañedor, vino sobre él la mano de Yahveh,

16 y dijo: «Así dice Yahveh: “Haced en este valle zanjas y más zanjas

“,

17 porque así, dice Yahveh: “No veréis viento y no veréis lluvia, pero

este valle se llenará de agua y beberéis vosotros y vuestros campamentos y
vuestros ganados. “

18 Y aún es poco esto a los ojos de Yahveh, pues entregaré a Moab en
vuestras manos

19 y heriréis a toda ciudad fuerte, talaréis todo árbol bueno, cegaréis
todas las fuentes y devastaréis todos los campos fértiles
cubriéndolos de
piedra.»

20 A la mañana, a la hora de alzar la oblación, venían las aguas de la
parte de Edom y la tierra se llenó de agua.

21 Habiendo oído todo Moab que subían los reyes para hacerles la
guerra, convocaron a todos, desde los que empezaban a ceñir espada en
adelante, y se apostaron en la frontera.

22 Al levantarse de mañana brillaba el sol sobre las aguas y los
moabitas vieron enfrente las aguas rojas como la sangre,

23 y exclamaron: «Es sangre; sin duda los reyes se han matado entre sí
y se han herido unos a otros. Conque ¡al botín, Moab!»

24 Cuando llegaron al campamento de Israel, se levantaron los
israelitas y batieron a Moab, que huyó ante ellos; ellos
avanzaron
impetuosamente y derrotaron a Moab,

25 destruyeron las ciudades, arrojaron sobre los mejores campos cada
uno su piedra y los llenaron, cegaron todos los manantiales, talaron todo


árbol bueno; sólo le quedaron sus piedras a Quir Jeres, y los
honderos la
cercaron y la batieron.

26 Viendo el rey de Moab que llevaba la parte peor de la batalla, tomó
consigo setecientos hombres que tiraban de espada para abrir brecha hacía
el rey de Aram, pero no pudieron.